Siendo la lectura una capacidad exclusiva del género humano, no siempre es capaz de humanizarnos. En el libro encontraremos cuáles son los factores multiplicadores del aprendizaje experto y cómo los podemos utilizar para fomentar el hábito lector. Para qué leer también aborda la lectura por placer, o mejor, por lectura libre y voluntaria, pues el placer en la lectura es solo la punta del iceberg de las respuestas que se encuentran en el libro. El autor trata también la comprensión lectora y sus tipos, aborda el pensamiento crítico, para el que es sumamente importante saber formular las preguntas que nos aportan otra forma de mirar, y las respuestas que se producen en nosotros cuando leemos. También ayuda a entender cómo nos pueden afectar la publicidad, la información que circula en las redes o las opiniones de las personas de nuestro entorno para formarnos un criterio. Nos introduce en el mundo de los personajes femeninos y masculinos, y a través de ellos en el complejo mundo de las relaciones y las emociones, los sentimientos, los compromisos que crean vínculos, los héroes, los villanos, los traidores, la implicación de los que escriben la Historia... Ofrece una visión panorámica de los cien lenguajes, la música, el cine, el teatro, el cómic, la ciencia y la historia, pues tenemos mil maneras de expresarnos y de acercarnos al conocimiento del mundo y a la sabiduría, y todas ellas nos abren las puertas de la lectura y se complementan con ella.
Este capítulo expone las principales aportaciones del libro de Michael Lockwood (2011) Promover el placer de leer en Primaria. Se realiza una mirada retrospectiva al inicio de la literatura y sus funciones: comunicación oral, aprendizaje, y diversión, evasión y entretenimiento. El autor se centra en un libro de María Clemente para interpelar sobre el significado de placer. Pasa a dar ideas de cómo fomentar la lectura por placer. Entre ellas están: actividades abiertas y creativas; un acceso fácil a gran cantidad de textos; selección por el propio lector, con buenos recomendadores; trabajo colaborativo; reflexión sobre cómo y por qué se lee; vincular la lectura en el aula y fuera de ella. Y finaliza, hablando del sentido social de la lectura con un caso práctico: la Asociación Entrelibros y sus formas de uso colectivo de la literatura, ya que hasta que no hemos compartido nuestras respuestas con otro lector o lectora, no experimentamos por completo el texto.
Los centros educativos, bibliotecas, clubs de lectura, programas extracurriculares… todos juntos crean la atmósfera que ayuda a los jóvenes a fortalecer su lectura profunda de la sociedad donde viven. La literatura nos forma en las emociones y sentimientos que nos hacen humanos: el amor, la traición, la pérdida, el olvido… Leer suele ser un acto solitario, requiere tiempo, concentración, «práctica deliberada»… Es un esfuerzo que sólo se hace si proporciona placer: nos ayuda a disfrutar del tiempo, a conocer cosas nuevas, a situarnos mejor en nuestras rutas vitales… El autor señala las virtudes de la lectura compartida, del debate y diálogo en torno a las lecturas personales. También la lectura para conseguir un pensamiento crítico vigoroso. ¿Para qué leer? Para no dejar de crecer y preguntar.